El sufrimiento y el dolor requieren un acompañamiento humano que ayude a soportarlos y superarlos de la mejor forma posible. Ambos forman parte de toda vida humana, poniéndonos delante de nuestra propia vulnerabilidad. Según afrontemos este tipo de situaciones y, dependiendo del apoyo que recibamos, podremos experimentar destrucción y desesperación, o acabar construyendo algo en nuestras vidas, más allá del dolor y del sufrimiento.